jueves, 26 de julio de 2007

El Condón & Apogeo de la Degeneración Sexual

En el tumultuoso mar de convulsiones fornicarias, ante los arrebatos huracanados de las torcidas pasiones que hilvana un tejido frágil de telarañas, todavía se pretende tapar la nauseabunda y pestilente degeneración sexual, originaria de los más tormentosos sufrimientos de viejos, jóvenes, niños, que se debaten en el embravecido oleaje de las enfermedades que como la blenorragia, la sífilis, y especialmente el SIDA, diezman no sólo la salud y la inteligencia sino hasta la dignidad y el honor.
Las estadísticas frías y alarmantes, nos demuestran que cada vez, es mayor el índice de enfermedades venéreas, y que el galopante espectro del SIDA cobra a diario, tan sólo en los Estados Unidos, un número de víctimas, mayor, que el hambre.
Surgió el apogeo de su "alteza" el condón, y con ello, se incrementa el avance de la degeneración sexual
Las enfermedades venéreas, y el SIDA, tienen su origen en la fornicación¹, y mientras se fomente el vicio de la fornicación, se fomentará también la liviandad de carácter, la falta de responsabilidad, la ausencia de control sobre los instintos, la promiscuidad sexual; y para evitar las consecuencias de esta "moderna" forma de vida, se llegará a toda la juventud con el mensaje de la voraz degeneración: "Usa condón si tienes relaciones sexuales".
Resulta pasmosamente asombroso, que en la escuela, se suministre una información sexual terriblemente alejada de la verdadera moral cristiana, y se forme la niñez y la juventud con preconceptos completamente alejados de la verdad, y a fin de tapar esos terribles errores de vida sexual, se educa sexual y prematuramente en torno al uso del artefacto engomado que se ha entronizado en una especie de Tirano del Amor.
Los hombres y mujeres sanos, con fuertes principios verazmente religiosos, con un profundo contenido filosófico, jamás en sus vidas, cometerían la estupidez de disfrutar del más sano y exaltante de los placeres utilizando para ello una muleta profiláctica, que -dicen- sería la "garantía" para no infectarse con SIDA.
Dejemos por ahora a las víctimas de la ambición civilizada, a los dependientes de ciertas drogas, y encaremos de frente al gélido espectro fantasmal de la muerte por SIDA.
Vivimos en los albores de una hecatombe, somos asistentes y partícipes de la decadencia moral y biológica de la actual civilización, y somos testigos de su brutal degeneración que lo sume día a día en la ignorancia, la enfermedad, el dolor, la inhumana explotación, y la muerte.
La causa de todo ese mar estercolero de pesadumbre y dolor, se halla en la fornicación. La fornicación es causa de la actual degeneración sexual.
La degeneración sexual ha originado una serie de enfermedades venéreas que han culminado con el surgimiento del brioso corcel de la muerte por SIDA.
El SIDA, no va a evitarse, y mucho menos curarse, con el uso sistemático del huésped lubricado, al contrario, por ser totalmente repulsivo a la vida natural de la sexualidad, éste será diplomáticamente aceptado en el ámbito de la cortesía y sometimiento al "que dirán" y a las amenazas médicas, más será categóricamente rechazado en la intimidad pasional de los fortuitos amantes, quienes, carentes de una educación sexual liberadora de las cadenas instintivas, sólo tienden a la satisfacción de sus aberrantes impulsos estimulados por el erotismo barato y sucio, así como por la hipocresía monacal de quienes pretenden castrar al hombre, no sólo sexualmente, sino cerebral y emocionalmente; y en el temerario círculo de la fragilidad volitiva de la juventud, sepultarán a su alteza el condón, y rendirán culto al macabro placer del orgasmo y morir con el gélido fantasma del SIDA.
Somos conscientes de que, utilizar a su alteza el condón para evitar la propagación endémica del SIDA y las enfermedades venéreas, representa una insegura profilaxis sexual, y jamás sería óptimo recurso para lograr ese utópico e ilusorio cometido.
Si alguien quiere fornicar en la calle, en un motel, o en un rincón oscuro de una inmunda discoteca, llevando consigo a su infaltable compañero de juergas, a su "alteza" el condón, es su vida, y su problema.
De ninguna manera pretendemos evitar la licenciosa vida de los libidinosos... ¿Quieren fornicar con el condón? ¡Háganlo...! Nadie se los impide... Al contrario, se los autoriza toda la propaganda oficial, médica y mercantil, que ingenua e interesadamente contribuyen a profundizar la brecha existente entre la salud, la vida, y la sexualidad.
Si quieren fornicar sin condón, es su vida y su problema, además de que siempre lo han hecho... La fornicación es tan antigua como las tinieblas y el dolor...
Por medio de este reporte, sólo va nuestra voz de alerta en contra de la inmunda fornicación que ciñe la acerebrada cabezuela de su alteza el condón.
Uno de los mandatos divinos, trascrito también en el Pentateuco, dice claramente: "NO FORNICARAS", y las escuelas de avanzada filosófica, han enseñado en todos los tiempos y lugares la clave de la sabiduría y el poder, que descansa en las aguas primigenias de la simiente sexual.
Su alteza el condón retendrá el germen de los indeseados frutos de la fornicación, así como evitará, relativa y precariamente -con el temor frustrante de la placentera inseguridad- la terrible posibilidad de contraer el SIDA u otra terrible enfermedad.
Su alteza el condón, al incitar aún más a los orgasmos desenfrenados, acelerará el proceso involutivo de la degeneración humana, y al constituirse en temporal depositario de la lascivia escupida en el contorsionado y epileptoide orgasmo de la bestialidad racional, dada su consistencia gomosa y aislante, REPELE TODA VIBRACIÓN Y ENERGETIZACION PSICO-BIO-ELECTROMAGNETICA altamente sutil contenida en la expulsada materia generatriz, que al entrar en contacto con un ambiente no natural, transforma sus valores energéticos, adulterándolos y degenerándolos, y así adulterados y degenerados, tales valores físicos, vitales, y psíquicos son parcialmente reabsorbidos con los movimientos peristálticos de la constricción vascular produciendo una serie incontrolable de mutaciones peligrosamente dañinas para el organismo humano en forma integral.
De ninguna manera pretendemos oponernos a la "calificada protección" que brinda su "alteza" el condón. Quien se hace vasallo de este jerarca engomado, lo hace por su propia voluntad; y quien, viviendo una licenciosa conducta adornada de orgasmos y adulterios, de homosexualismo, bi-sexualismo, no se cobija bajo el amparo de su monarca engomado, lo hace por su propia cuenta y riesgo.
Nosotros, afirmamos enfáticamente que: Ni el SIDA, ni la diversa gama de enfermedades venéreas, tienen acogida en los organismos pletóricos de vida, de quienes cultivan una sexualidad activamente dinámica dentro de los patrones éticos del Cristianismo bien entendido, cumpliendo con las Leyes Divinas que rigen el ordenamiento cósmico de la creación; y NO NECESITAN DEL BASTARDO MONARCA, de su "alteza" el condón, para mantenerse alejados y protegidos de las vergonzosas enfermedades venéreas, y del terrible SIDA.

1 Fornicar, es DERRAMAR el SEMEN, aunque la pareja sea casada. [Ver la Biblia: Levítico 15. Números 5]

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